Thonet y el mueble curvado en València

Michael Thonet fue un ebanista e industrial alemán que revolucionó el mundo del mueble a mitad del siglo XIX. Su aportación abarca todas las disciplinas relacionadas con el proceso de creación y producción de un objeto tan cotidiano y universal como el mueble: diseño, producción, distribución, marketing y venta. Se puede decir que en el mundo del mueble, a partir de Michael Thonet, ya nada fue igual.
 
Sillas y sillones del catalogo de Thonet.
Arriba. Mecedora de Luis Suay. Se observa en su diseño una clara transición entre los primeros modelos de Thonet, y los rompedores diseños de acero tubular de las décadas de los 20’ y 30’.
Arrriba: Fábrica de Ventura Feliú e Hijo, en calle San Vicente 302, posterior Parque de Artillería.

Enric Casamajor

Con su talento y capacidad creativa, inventó y patentó  el primer sistema de curvado de la madera: aplicando vapor, consiguió que un material rígido que, hasta ese momento, limitaba sus formas a una serie de estructuras concretas, ampliara sus diseños hasta crear un amplio catálogo de obras completamente novedosas. Hasta ese momento se hablaba de carpinteros, ebanistas, fabricantes de muebles. Él fue el primer diseñador de muebles con mayúsculas.

Ampliando el catálogo de muebles y estilos conocidos hasta el momento, y aprovechando las innovaciones que ofrecía la revolución industrial , desarrolló un nuevo sistema de producción, el trabajo en serie, 50 años antes de que Henry Ford revolucionara la industria del automóvil con su famoso modelo “Ford T”. De esta manera, consiguió producir gran cantidad de unidades del mismo producto a precios muy bajos,  permitiendo que todo el mundo pudiera acceder a ellos.

 Thonet se dio cuenta de que fabricando sus muebles por piezas, y cambiando el tradicional  sistema de construcción  (ensamble  de piezas por medios adhesivos) por otro sistema de uniones con tornillos, pernos, etc., se podía  servir el producto desmontado, y se terminaba  el proceso en el domicilio del cliente con el  consiguiente ahorro en almacenaje, distribución, transporte….¿les suena la idea?. Un embalaje de aproximadamente 1 m³ podía contener hasta 36 sillas desmontadas por piezas de su obra más famosa: la silla n.º 14, compuesta por 6 piezas, dos tuercas y 10 tornillos.

Sus propuestas en el terreno del marketing y la venta fueron igualmente novedosas y exitosas: editó catálogos con todos sus productos, perfectamente ilustrados y fotografiados,  que continuamente eran renovados y ampliados con nuevos diseños; participó en todas aquellas ferias importantes del sector, sabedor de que sus propuestas marcarían nuevos tiempos y creó una extensa red comercial que consiguió colocar sus mejores diseños en las principales ciudades de Europa y de la incipiente América.

Como no podía ser de otra manera, a partir de la segunda mitad del s.XIX fueron surgiendo competidores en toda Europa: primero en su Viena inicial, y posteriormente en las principales ciudades del centro y el resto de Europa, incluida España. En València, donde tradicionalmente el mueble ha tenido un peso muy importante, el mueble curvado se impuso en el mercado, y pronto surgieron gran cantidad de fábricas y almacenes que distribuyeron sus productos por todo el territorio nacional. De entre ellas, cabe destacar las siguientes:

– Hijos de Joaquín Lleó: casa fundada en 1879, fue el pionero en España en la fabricación del mueble curvado. Se estableció en la calle Isabel la Católica, cerca de la calle Colón, en plena zona de expansión de la ciudad, en el futuro barrio del Eixample, donde atendería la demanda de la clase burguesa que iría desplazándose paulatinamente a esta nueva València. Llegó a emplear a cerca de 400 operarios en sus dependencias.

– Ventura Feliú (e hijos): Ventura Feliú se dedicaba a la fabricación de muebles, y fue especializándose en el mueble curvado a final de la decada de 1880. Instaló su primera gran fábrica en la calle San Vicente (a la altura del actual pasaje Ventura Feliú) y, posteriormente, en el número 302. En 1916, tras la muerte del fundador, pasó a llamarse Hijos de Ventura Feliú. Tuvo gran peso en la sociedad valenciana (formó parte del comité organizador de la Exposición Regional de 1909), y  en el mercado español, y cosechó grandes éxitos en exposiciones internacionales, convencido de la calidad de sus productos. Llegó a emplear a más de 500 operarios, incluidos mujeres y niños. En 1929 encargó la filmación de una película sobre su fábrica, posiblemente motivada por su presencia en la Exposición Internacional de Barcelona. Es un documento de gran valor, que podemos disfrutar libremente en Youtube, gracias a la labor de Julio Vives Chillida, investigador y coleccionista de mueble curvado, responsable de Espai Corbat de Vinarós.

– Salvador Albacar: Instaló su fábrica en el camino del Grao. De la importancia de su empresa nos habla la visita que le hizo el Rey  Alfonso XIII en 1905. Tuvo tienda en la plaza de Emilio Castelar, en los bajos del Ateneo Mercantil, e incluso estableció una sucursal en Barcelona, en la calle Balmes, muy cerca de la tienda de Hermanos Thonet, su mayor competidor. Salvador Albacar fue un personaje muy popular en la sociedad valenciana. Su domicilio particular, en Grabador Esteve 4, sigue en pie, sede actual de la Banca March. Sus iniciales, SA, siguen presidiendo la entrada.

– Luis Suay: nacido en Burjassot, instaló su fábrica en Arrancapins. Famosas fueron sus mecedoras de laterales en forma continua. Encargó en 1910 al arquitecto Francisco Mora el edificio Suay, de estilo neogótico, en la plaza de  Emilio Castelar.

Con la pérdida de las últimas colonias en 1898, el sector del mueble valenciano perdió también un buen mercado para sus muebles de lujo. El mueble curvado apareció como una buena oportunidad, dirigiendo su mirada hacia este nuevo producto, que cubría tanto el sector de lujo como el mercado más popular, tanto a nivel nacional como internacional (principalmente europeo y americano). Las primeras décadas del siglo XX fueron especialmente propicias, dada la no participación de España en la 1ª Guerra Mundial y las consecuencias de la misma en sus principales competidores, que sí participaron en ella (desaparición del Imperio Austro-Húngaro). Desgraciadamente, la guerra civil y las consecuencias de la 2ª Guerra Mundial, así como el cambio en los gustos de los consumidores y otros factores menores, diezmaron un sector que, en su mejor momento, llegó a emplear a más de 10.000 obreros, en una ciudad con una población que oscilaba entre 200.000-250.000 habitantes.

Pasados más de 150 años desde que Michael Thonet iniciara una maravillosa aventura, su marca sigue viva, dividida en varias pequeñas empresas gestionadas por los diferentes herederos que tuvo, localizadas en varios países (Alemania, Austria,  Rep. Checa y Polonia), pero esta vez centradas en productos exclusivos destinados a un cliente de alto poder adquisitivo. Diseño de altos vuelos para unos pocos bolsillos.

Mientras tanto, la universal Ikea es quien mejor ha demostrado que las aportaciones de Thonet siguen teniendo validez, y no parece que su negocio vaya a menos. La figura de Thonet introdujo el concepto de diseño tal como lo entendemos hoy en día, y sirvió de base para los movimientos modernos de las primeras décadas del s. XX: piezas de Mies Van der Rohe, Breuer, Rietveld , Alvar Aalto o le Corbusier, auténticas joyas de la historia del mueble, no habrían existido sin la influencia de Thonet. Obras atemporales, que cien años después, siguen decorando los espacios más exclusivos diseñados por los mejores arquitectos, en busca del ambiente más vanguardista y sofisticado. Cien años después.

En 2022, València será Capital Mundial del Diseño. Aprovechemos la oportunidad, y crucemos los dedos. Nuestra industria del mueble lo agradecerá.