Testigos del pasado industrial: las puertas metálicas y sus placas

Texto y fotografías: Andrés Giménez, Cristina Carceller

Hay personas que caminan por la ciudad admirando los edificios, las retorcidas forjas de los balcones, los amplios miradores, los llamadores de bronce o los antiguos azulejos o placas metálicas que anunciaban que la casa estaba asegurada contra incendios. Nosotros somos de esas personas. Un día de aquellos en los que andábamos con la mirada baja, pensativos, algo llamó nuestra atención.

Un fantástico murciélago con sus alas extendidas cobijando el nombre del fabricante, en una de esas clásicas placas colocadas como bello remate de una persiana de metal. Normalmente no incluyen elementos animados, son planchas diseñadas para alojar el logotipo y principales datos de la empresa que la construyó. Se trataba de una placa correspondiente al fabricante Manuel Pons.

Pero el caso de la placa de Pons era excepcional, ya que incluía un anagrama, uno de los símbolos de la ciudad, aquel que corona el escudo de València.

El taller de Manuel Pons Cisternas ofrecía sus servicios en los años 60. Después debido a su fallecimiento la empresa pasó a manos de su viuda, cambiando su nombre, pero manteniendo su dirección.

Observamos que las planchas siempre se colocaban centradas, rodeando la cerradura, aunque no siempre en la parte más baja. A veces se ponían a media altura, en ese caso su única función era la simple publicidad de la empresa.

Aquella primera placa de Pons nos llevó a hacer un recopilatorio fotográfico de muchas otras. La cantidad de ellas es muy variada. Sirvan como ejemplo las siguientes:

 

ANDRÉS FERRER.
HIJOS DE ANDRÉS FERRER.

Posiblemente las persianas y placas diseñadas y construidas por este fabricante, sean las más antiguas que se pueden encontrar en las calles del barrio histórico de València. Hablamos de finales del siglo XIX o principios del XX.

Se trata de una gran fundición, que fue heredada y continuada por los hijos del creador, en la que se construían gran variedad de maquinarias y productos relacionados con el metal, como las bombas para elevar el agua de riego, máquinas de vapor o las norias, así como elementos aplicados a la arquitectura, como verjas, barandillas de hierro, o las mismas persianas enrollables.

TALLERES MORET.
Mariano Moret Villanueva.

Este constructor establecido en la céntrica calle Lepanto, se especializó en las puertas onduladas, creando una placa de hierro macizo con rótulo lineal y equilibrado.

En los interesantes grafismos de las planchas se pueden apreciar los cambios evolutivos de la ciudad. Calles que dejaron de existir o que cambiaron su nombre o numeración debido a la construcción de nuevos edificios, y que debido a su anchura ocupan el espacio que antes llenaban varias casas de menor anchura de fachada.

RAFAEL IBAÑEZ.
LA METALÚRGIA DE R. IBAÑEZ

Esta empresa, operativa ya en los años 30, es una de la más representativas en este tipo de placas. Entonces solo el nombre de su gerente aparecía en ellas. Después de la Guerra Civil, la dirección “Avenida 14 de abril” pasó a ser “Avenida de José Antonio” Después de varias décadas, ya en los años sesenta, su nombre cambió y pasó a llamarse La Metalúrgica de R. Ibáñez.

La mayoría de las antiguas placas que se conservan, se construyeron en pequeños talleres, muchos de ellos familiares, dedicados a la cerrajería y a la fabricación y reparación de puertas metálicas. En València todavía se pueden encontrar persianas con sus placas incluidas, colocadas en los primeros años del siglo XX, pero las más habituales son las fabricadas en los años 50 y 60, que todavía siguen en los bajos de los populares barrios, en los que, en aquellas décadas, abundaban los comercios. Panaderías, en las que cada día se cocía el pan de forma artesana, droguerías, quioscos, más conocidos en València como paraetas, pasamanerías, zapateros, verdulerías, pequeñas tiendas de salazones, talleres, fontanerías…

 

ALFONSO CUBELLS
Se trata de una empresa que lleva casi un siglo funcionando. Según sus planchas se puede apreciar que al menos hasta los años 80 estuvieron en dos direcciones distintas – Zapadores, 45 y San Luís,9 – las dos en Quatre Carreres.

Las placas son una fantástica representación del patrimonio industrial a conservar. Están realizadas en metal, aunque no siempre coinciden con el material utilizado en el resto de la persiana que las contiene.

Las más ligeras son de aluminio, las más resistentes están fabricadas en hierro, y sujetas al último tramo de la puerta mediante tornillos o remaches. Se pueden encontrar planchas de diversas formas, incluso podemos observar como a lo largo del tiempo las marcas fueron cambiando su diseño.

 

BLAYA
Industrias Blaya, creada en 1957 y todavía en activo, tenía sus oficinas en la Avenida Primado Reig y fábrica en la Calle San Vicente de Paúl, aunque anteriormente estaba radicada en la Calle Mestre Racional.

Las letras siempre estaban modeladas en relieve, quizás pensando en las capas de pintura que recibirían para preservarlas del óxido en los cambios de estación.

 

MANUEL ARCE.
ANTIGUA CASA ARFELLA

Propiedad de J. Arfella Sanramón, ésta antigua empresa, se especializó en el manejo del aluminio. Situada en la Calle Duque, no sólo se dedicó a la construcción de persianas, sino que su firma se puede encontrar en diferentes canales de desagüe repartidos por toda la ciudad.

Su primera denominación fue Arfella. Así lo recordó Manuel Arce cuando se hizo cargo del taller añadiendo la leyenda “antigua casa Arfella” en sus preciosas placas.

 

VASCO VALENCIANA
La fábrica Vasco Valenciana se especializó en la elaboración y colocación de puertas de grandes dimensiones. Utilizó como remate de sus enrollables un tipo de placa de líneas redondeadas, y su bonito diseño se mantuvo durante años. La ruzafeña Vasco Valenciana estaba situada en la Calle Sueca y fue también una de las más activas en los años 60 y 70. Todavía hoy en día, sus persianas metálicas son visibles en muchos bajos de la ciudad.

Esta es sólo una pequeña muestra de la variedad de planchas de final de persiana que podemos encontrar en las puertas de los antiguos comercios. Otras como Talleres Sanz, Francisco Alegre, Talleres Sanchís, Felipe Llorens, Ocaña o Triguero tendrán que esperar quizás a una segunda entrega.

Tal vez solo sean estas chapas las que dan los buenos días y el hasta mañana cuando el comerciante abre y cierra sus escaparates

Hoy en día se continúan colocando placas en las modernas puertas automáticas y – aunque contienen la información necesaria para contactar con el fabricante en caso de emergencia – ya no forman un conjunto armonioso con la persiana. En nuestra opinión han perdido la gracia que tenían aquellas plaquitas, pequeñas obras de arte que nos acompañan en nuestro paseo por la ciudad.