Los restos del alumbrado por gas en la ciudad de València

En uno de nuestros paseos, hace ya un par de años, uno de nosotros planteó una pregunta acerca del origen de unos pequeños azulejos de fondo blanco y con dos o tres dígitos azules, que había observado en alguna que otra calle de València.
Farola de gas en la calle de la Barchilla, 1910
Espita y placa.
Imagen en la que se aprecian los tres elementos, la espita, la conducción y la placa.
 

Andrés Giménez / Ángel Martínez

Cuando uno tiene la costumbre, sea por vicio o sea por virtud, de pasear por la ciudad levantando o agachando la cabeza puede llegar a percibir elementos urbanos que quedan fuera de la mirada del peatón habitual, preocupado básicamente por no ser atropellado por un automóvil o darse de bruces contra una farola. Los autores de este artículo somos parte de esa gente algo diferente (frikie por usar un término más al uso) que flexionan el cuello arriba y abajo intentando imbuirse de toda la complejidad que el paisaje urbano nos ofrece, con el riesgo inherente de llevarse por delante algún niño debido a la nefanda costumbre de mirar donde no toca.

En uno de esos paseos, hace ya un par de años, uno de nosotros planteó una pregunta acerca del origen de unos pequeños azulejos de fondo blanco y con dos o tres dígitos azules, que había observado en alguna que otra calle de València. La pregunta la formuló al atardecer al toparse con uno de ellos en la plaza Navarros, es decir, en pleno y profundo rincón del Centro Histórico de València.

El sujeto en cuestión afirmó haber visto ya al menos “media docena de ellos” pero desconocía su origen y simplemente apostaba por relacionarnos con el antiguo alumbrado por gas por el factor eliminación y por la científica teoría de “de qué otra cosa puede tratarse, eh”. Al momento sus compañeros de paseo recogieron el reto y antes de que ese día terminase los guasaps y otras vías de comunicación modernas ya ardían. Sus compañeros, con uno de los autores de este artículo a la cabeza, ya afirmaban que aquello eran vestigios del alumbrado por gas sin ningún género de dudas. Uno de los autores de este artículo afirmaba ya esa misma noche que había encontrado, no solo muchos más pequeños azulejos sino otros restos del entramado gasístico, como podían ser espitas de gas y restos de las cicatrices que la introducción de las tuberías del gas había dejado en las paredes de la época. A veces dichos costurones dejan incluso entrever el conducto de plomo o tubería del gas del que la espita era punto final.

A raíz de ahí comenzó una carrera contrarreloj por localizar todos los restos del antiguo alumbrado que todavía hicieran acto de presencia en nuestra ciudad. Nos proveímos de un plano de la ciudad del último tercio del siglo XX y en él fuimos señalando todos los azulejos, espitas o costurones que el alumbrado por gas hubiera dejado visibles muchas décadas después de haberse dejado de usar como alumbrado público. Aparecieron un total de 62 azulejos numeradores de las distintas farolas, 28 espitas sobrevivientes al paso de los años y 60 costurones (con y sin tubería de plomo), en diversas paredes a lo largo de la ciudad.

En aproximadamente un mes y tras graves síntomas de tortícolis y dolencias similares ya podíamos asegurar haber localizado los restos existentes al 99,9%.

Y podíamos obtener algunas conclusiones interesantes:

1) Todos los restos históricos correspondían, sin excepción alguna, a la zona intramurallas, al Centro Histórico delimitado por la antigua muralla cristiana.

2) De los tres tipos de restos, el que más de ellos había subsistido al paso del tiempo eran los pequeños azulejos

3) En la mayor parte de los puntos solo se podía localizar a uno de los tres elementos citados, aunque también existía bastantes puntos en que se podían encontrar al menos dos de ellos. Encontrar los tres ya era la excepción y pocos puntos en la ciudad los conservaban

4) Era posible sacar conclusiones acerca de los puntos escogidos para situar las farolas de gas al analizar el mapa de situación de esos puntos. A saber:

4.1) Los edificios y manzanas más representativas o con enjundia de la ciudad estaban bien surtidos de farolas de gas en todo su perímetro (Catedral, Iglesia del Patriarca, … por poner dos ejemplos)

4.2) Los cruces de calles eran otro punto habitual para situarlas, pues se iluminaban de esa forma varias vías al mismo tiempo

4.3) Gran parte de los puntos de alumbrado estaban situados al final o principio de una calle, en la esquina de esta con alguna otra vía  adyacente.

4.4) Aunque también había excepciones y por ejemplo, las calles sin solución de continuidad y que morían en otra calle, recibían su ración de alumbrado al llegar a su término con esa segunda calle. Esto también pasaba en las calles de gran longitud  que se tenían necesariamente que iluminar en su zona media pues de ser iluminadas solo en sus esquinas se hubiese establecido una zona oscura a mitad de vía. Estas mismas conclusiones de localización obtenidas mientras se iba dibujando el mapa de restos gasísticos de la ciudad, nos permitieron incluso identificar y localizar algunos puntos de alumbrado que de otra forma hubieran sido muy difíciles de localizar a simple vista pues el paso del tiempo los había mimetizado ya con la trama urbana moderna (restos con pintura por encima, etc.)

5) Los restos del alumbrado por gas corrían y corren peligro. En el escaso mes en el que se tardó en localizarlos y catalogarlos, varios de ellos fenecieron bajo el implacable avance de la piqueta y de la restauración grosera. En los dos años trascurridos desde entonces hasta ahora las victimas ya son innumerables. No pasará mucho tiempo sin que pasen a ser restos en fase de extinción total.

6) El estudio de la numeración encontrada y los cambios experimentados por la ciudad desde finales del XIX hasta la fecha nos permiten  concluir que los restos encontrados, aun siendo numerosos y en franca desaparición, constituyen ya una parte mínima de los que en su día hubo en nuestra ciudad.

7) Ha llegado ya el momento de hacer llegar a las instancias públicas correspondientes (ayuntamiento, principalmente) la necesidad de poner en valor dichos testigos del pasado de València para de esa forma prevenir su completa desaparición. La publicación de este tema en una afamada revista digital, junto con el testigo recogido por la  Asociación Cultural Remember València, comprometida a hacer bandera en un futuro próximo de la preservación de este modesto pero muy interesante patrimonio histórico de la ciudad.

Quedan por apuntar algunas conclusiones más y sobre todo queda pendiente por incluir todo este entramado en el contexto histórico de la ciudad, apuntando fechas de aparición y desaparición, personas y hechos que lo configuraron etc. Pero todo ello deberá ser objeto de un siguiente artículo que complementará el que aquí y ahora finaliza..

Plano del Centro Histórico con los 117 puntos localizados