Ephemera valenciana

ANDRÉS GIMÉNEZ

La ephemera ha estado, está y estará presente en nuestras vidas en todo momento y en casi cualquier situación. Sin embargo, hagan la prueba y pregunten por ella. Un porcentaje cercano al 100 % de la población desconoce el referido término. Tanto es así que el castellano ha tenido que tomar prestado del latín un vocablo para referirse a ella.

Es verdad que también lo ha hecho el inglés, pero al menos en este último idioma ya no se trata de un vocablo desconocido y marginal. Hagan otra prueba y escriban en el buscador de Facebook la palabreja de marras. Verán que este les devuelve una gran cantidad de grupos y verán también que un porcentaje cercano al 100% de esos grupos están creados es lengua inglesa, casi todos en Estados Unidos.

Para salir de dudas acudiremos al punto de referencia del saber actual. No estamos hablando de ninguna enciclopedia, ni del María Moliner ni del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Estamos hablando de la Wikipedia en donde se nos ilustra: “se trata de materiales escritos e impresos de corta duración que no son producidos para que se mantengan o se conserven. La palabra deriva del griego y significa, cosas que no duran más de un día”.

Hablando en plata y enumerando tan solo una parte infinitesimal de algunos tipos de ephemera: entradas y tickets a espectáculos, vitolas, exlibris, posavasos, facturas, menús de restaurante, tarjetas navideñas de aguinaldo, etiquetas, facturas, acciones, recortables, calendarios de bolsillo, recordatorios religiosos, invitaciones a eventos, adhesivos, billetes de lotería, tarjetas comerciales, viñetas, insignias de papel, marcapáginas, cajas y recipientes de papel y cartón, envoltorios, carnets…

Comprobamos, por tanto, que un término desconocido engloba una cantidad ingente de objetos cotidianos sin embargo por todos conocidos.

Conocidos pero de corta duración, efímeros. Y esa corta vida, al mismo tiempo que los define y caracteriza, hace que sean minusvalorados por el público. “Si no perduran es porque no tienen valor”, ese es el sofisma que recorre de forma inconsciente  la mente de la gente.

Pero sí que tienen valor, vaya si lo tienen. La mayor parte de ellos son terreno y campo de pruebas de la pintura, del diseño y de otras actividades artísticas. Se trata de pequeñas joyas cargadas, no tan solo de valor artístico, sino de cantidades ingentes de información que ayudan a explicar e interpretar la época en que fueron creados.

Es por ello que su preservación se nos antoja no solo conveniente sino incluso necesaria. Y ese es también el motivo y objetivo  del libro que salió a la luz en los primeros días de 2020: “València. Ephemera y Publicidad”. Formado gracias a las colecciones de Andrés Giménez y José Huguet, coautores del libro junto a Arturo Cervellera y Ángel Martínez y editado por el Ayuntamiento de València, este libro viene a llenar un espacio vacío, no solo en la ephemera valenciana sino en la ephemera española, tan lamentablemente huérfana de referencias bibliográficas. n

 

Andrés Giménez, febrero de 2021

 

1. Almacenes de tejidos la Samaritana.
Postal publicitaria.
Litografía Durá. València.1920.
2. Fútbol liga primera y segunda división. Trocadero.
Anverso de calendario.
Producción cumbre València. 1947
3. Paquetería, mercería Joaquín Martínez.
Tarjeta. Papelería J. Gimeno. València. 1910.
4. Coñac Columna.
Federación regional campesina.
Etiqueta. Imprenta Mestre y Monzonis.
València. 1937
5. Autografía artística de Antonio García.
Tarjeta. Litografía Pablo.
València 1870.
6 Robilllard.
Litografía hijas San Pablo.
València 1910
7. Farmacia de San Antonio. Portada de almanaque de bolsillo.
Litografía Ortega. 1909
8. Traslado de los
restos de Blasco Ibáñez.
Postal. 1933.
9 Layana.
Papel de fumar. 1910
10. Gran taller litográfico.
Sucesores de hijas de San Pablo.
Cabecera de factura.
1921
11. El gato negro.